sábado, 14 de noviembre de 2009

EMILIO DEL RIO: EL DINERO PÚBLICO, LA POBREZA Y LA POLITICA ELECTORAL.

Aunque parezca obvio, es necesario decirlo: para que alguien rinda cuentas primero deben existir las cuentas. Elemental, pero importante, ahora que el ínclito Emilio del Río da recursos a entidades y programas sociales y que no tiene la obligación de informar a los contribuyentes en dónde queda el dinero o para qué fue útil.
Primero se necesita un sistema que permita medir, acotar y diagnosticar la eficiencia de los programas. Sin un método claro para indicar cuándo, cómo, en qué se va a gastar y quiénes deben beneficiarse no hay forma de saber si valió la pena invertir millones de euros en supuestas causas nobles.
En nuestra comunidad lamentablemente, este principio básico no es la regla, sino la excepción. La evaluación de las políticas públicas y el uso de los recursos siguen siendo opcionales para el gobierno autónomo. Por ello La Rioja mantiene año trás año estrategias fallidas, solo para sus intereses, sin que el parlamento riojano se ocupe de condicionar el dinero a la obligación de rendir cuentas.
Tiene sentido desde esta perspectiva escuchar las voces de los ayuntamientos y sobre todo de sus ciudadanos, que exigen no entregar un euro más a Emilio del Río si antes no hay diagnósticos precisos y rendición de cuentas.
Por lo visto en la prensa, el dinero que algunos Ayuntamientos le dan a Emilio del Río, solo sirve para hacerse las fotos de rigor con el objetivo de vender la burra como si fuese únicamente suya, casi siempre solo y si el programa implica la ayuda de algún municipio gobernado por el PP, entonces y solo entonces con la compañía de su dócil alcalde, a los municipios gobernados por el PSOE, ni agua, y eso que el de Logroño contribuye con casi un millón de euros al fondo de cooperación. Fondo que se hace necesario revisar en que condiciones se nutre y, si esto no ocurre abandonar la cooperación que se realiza conjuntamente con el Gobierno de La Rioja y crear un propio fondo de cooperación directa por parte de cada uno de los Ayuntamientos.
No pasa un día sin que Emilio del Río dé muestras de que sólo representa el opaco juego de sus propios intereses; que no dejan ser otros que los del PP y, pensando siempre en el rédito electoral. Nada nuevo, sólo más gasto clientelar y mucho dinero para la partidocraciaelectoral.
Poco a poco el juego del poder de los grandes intereses se ha comido a mordiscos los pocos espacios democráticos que se abrieron hace unos años. Hoy ya es una costumbre en Emilio del Río que gane el interés de su partido (PP) y prevalezcan sus cuotas, para tener instituciones a conveniencia, con colaboradores fáciles, manejables, masticables, y dóciles (no todos algunas ONGS por dar su apoyo contrario a la guerra de Irak, lo están pagando caro).
En los próximos días se intensificará el ritual de pedir recursos al Estado porque viene el reparto del pastel fiscal, los recursos que se gastarán en 2010. Se intensificará, todavía mucho más, el asunto del blindaje vasco, desviando así la atención de otros asuntos que les puedan resultar más escabrosos. La realidad es la otra cara de la moneda: gastar a manos llenas (coches oficiales, eventos, horas a destajo percibiendo por este concepto sus conductores mucho más que el sueldo de cualquier trabajador, viajes y más viajes con la parafernalia de acompañantes (atentos al próximo viaje a América de PPedrone en el mes de marzo) con la lógica electoral como centro rector de las decisiones, ganar votos y comprarlos, sobre todo en el mercado que se ha formado entre pobreza y política electoral.
Así está nuestra Comunidad Autónoma, con privilegios para unos pocos pero bien elegidos, gasto clientelar y mucho, mucho dinero para la partidocraciaelectoral.